Denominación de OrigenLa denominación de origen es una mención geográfica aplicada a un producto en nuestro caso artesanal, que destaca su calidad y características las cuales se deben exclusivamente al lugar de procedencia donde se elabora. Factores naturales como la composición del suelo, clima, flora y fauna, y factores humanos como los métodos tradicionales y habilidad en la elaboración de las artesanías, son los que determinan su valor único. En Colombia el nacimiento de una denominación de origen está dado por la “declaración de protección” otorgada por la Superintendencia de Industria y Comercio a pedido de la parte o comunidad interesada. La denominación de origen es importante porque indica a un posible comprador que la artesanía es producida en un lugar determinado y con ciertas características como “hecho a mano” para el caso de las artesanías. A nivel mundial existe una gran variedad de productos con denominación de origen que llegan a Colombia y podemos disfrutar en nuestra mesa. Entre estos encontramos, la Champaña vino originario de la región de Champagne en Francia, el vino espumoso Cava y el Jerez ambos procedentes de España, el queso parmesano (Parmigiano Reggiano) de Italia, el licor Tequila de Mexico, y la Quinua real de Bolivia entre otros. COLECCIONES CON DENOMINACIÓN DE ORIGEN En el caso de Colombia existe una extensa lista de artesanías que cuentan con denominación de origen. A continuación se destacan algunas;
Y que delicia acompañar nuestras comidas con alimentos colombianos que tienen denominación de origen como el Queso de Paipa, las Achiras del Huila, o el Bocadillo Veleño. En 2018 durante el mes de mayo, Artesanías de Colombia realizó el primer Mercado de Artesanías con Denominación de Origen en la Sede del Claustro de Las Aguas en Bogotá. “Colombia es el país que tiene más Denominaciones de Origen de productos artesanales en Latinoamérica, en total son 11 piezas de nuestro país con este sello.” AdeC.
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El legado de las ArtesaníasHace muchos años en mi casa, mi madre utilizaba las vajillas del Carmen de Viboral para servir los almuerzos típicos en la casa de Bogotá, o en la finca de Melgar donde era la vajilla de diario. No me acuerdo desde cuándo empezó a apreciar estas vajillas, lo que sí estoy segura es que siempre en mi casa las artesanías, y no solo las colombianas, fueron apreciadas con un fin específico en la mesa o la cocina, o simplemente para decorar. Recuerdo aquellos paseos a la plaza de mercado de Girardot con el sol de mediodía y temperaturas por encima de los 30 grados centígrados, para ver o comprar ollas, bandejas y cazuelas de barro de La Chamba, cucharas de palo, o también bolsas de fique. Todos los niños quedábamos contentos si nos compraban una ollita de barro para jugar a la cocina o una coca para jugar. Pero lo que más nos gustaba era que nos compraran melcochas recién preparadas, tanto que en muchas ocasiones mi mamá nos organizaba reuniones con los amiguitos para preparar las melcochas. En estas reuniones, los adultos sacaban un molde con una masa café derretida muy caliente y nos daban a cada uno un poco para que estiráramos la masa colgándola de un clavo pegado a la pared que después de varios intentos y quemones empezaba a aclarar y se tornaba en melcocha. Sin saberlo, todas estas tradiciones desarrollaron en mi un gran sentido de pertenencia y conciencia de país, me enseñaron a apreciar que un sancocho es más sabroso si se cocina a la brasa en una olla de barro al lado del rio o que una arepa es más rica si el maíz es molido en el molino manual que se ubicaba en el borde del mesón de la cocina. Y qué decir de las hierbas aromáticas como el cilantro o las guascas, que mi madre en sus largas estadías en el exterior llevaba envueltas en ropa para podernos deleitar con un delicioso ajiaco en el extranjero. Tan evidente se inculcaron en nuestra familia estas tradiciones que cuando me moví con mi esposo e hijos a vivir a Inglaterra, como regalo de despedida una de mis hermanas me regaló una tarjeta con su receta secreta del arroz con leche para preparar en Navidad y unas arepas para que las congelara y pudiéramos disfrutar (solo los domingos porque se nos acababan muy rápido) de un delicioso desayuno a lo colombiano. En este espacio compartimos experiencias que resaltan el valor de lo artesanal, y cómo a través de la mesa y cocina podemos mantener el legado de los artesanos Colombianos para futuras generaciones. Publicaciones Blog Gracias por seguirnos, . Plaza de MercadoEn los países del trópico tenemos el gran privilegio de disfrutar durante todas las temporadas del año de una gran diversidad de frutas y verduras, que llegan del campo directo a los grandes centros de distribución en las ciudades. En la época de la colonia estos centros se denominaban la Plaza Mayor, hasta muy avanzado el siglo XX las plazas de mercado en Latinoamérica fueron núcleo importante de la vida de barrio en las grandes ciudades. Esto aún se mantiene hoy en los pueblos y ciudades pequeñas. Además de la frescura de sus productos y mejores precios, lo que más atrae de las plazas de mercado es la relación que se establece con los tenderos, que por ser los mismos dueños los que atienden nos ofrecen un excelente servicio aún con poco entrenamiento en mercadeo y ventas. Es muy agradable entablar conversación con estos tenderos para conocer aspectos medicinales de las hierbas, la procedencia de las frutas, o las diferentes formas como se puede preparar la verdura. Qué mejor que pasar por la plaza para conseguir algo que no conseguimos en el supermercado como las hojas de plátano para los tamales, la olleta y el molinillo que siempre necesitamos para hacer el chocolate, las flores para decorar la casa para una ocasión especial o los mismos canastos que nos ayudan a llevar el mercado sin bolsas plásticas. Si hay algo que no conseguimos, el tendero se encargará de obtenerlo para nuestra próxima visita. La oferta en estos mercados es tan variada y especial, que son los preferidos de los grandes chefs o cocineros de los restaurantes de la ciudad. También en la plaza se puede degustar una deliciosa ensalada de frutas o platos específicos de diferentes regiones del país preparados por manos expertas que han mantenido las recetas tradicionales de las abuelas. Visitar las plazas es una forma directa de apoyar al campo, nos facilita el consumo de productos naturales y no procesados con la disposición de probar, oler y tocar lo que estamos comprando. En la plaza de mercado encuentrasEn Bogotá el distrito registra un total de 44 plazas de mercado, Medellin y Cali cuentan con más de 15 plazas o galerías. Si tenemos dificultades con el tráfico para llegar a estas plazas, el distrito en Bogotá desarrolló una iniciativa de llevar placitas móviles a los barrios, con horarios establecidos para diferentes días de la semana que se pueden consultar en http://www.placitamovil.com/#donde En Estados Unidos dependiendo de la estación del año el ofrecimiento de productos frescos está en los Farmer´s Market o Mercados de Agricultura que se ubican en parqueaderos o parques dentro de las ciudades o pueblos cercanos desde hace varias décadas. En Europa es muy común encontrar las plazas mayores en cada ciudad con productos frescos y artesanales. Visitar estos lugares nos permiten conocer más la cultura y la gastronomía locales. BUSCA LA PLAZA CERCA DE TU CASA, CON SEGURIDAD QUEDARÁ A NO MÁS DE 10 CUADRAS
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AutorColombiana orgullosa de haber nacido en Latino América. Quiero utilizar mi experiencia profesional para apoyar a los artesanos colombianos, ayudando a que el mundo conozca sus historias de encanto. Complementando con mis otras dos pasiones que son cocinar y recibir invitados. Categorías
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Noviembre 2024
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