El legado de las ArtesaníasHace muchos años en mi casa, mi madre utilizaba las vajillas del Carmen de Viboral para servir los almuerzos típicos en la casa de Bogotá, o en la finca de Melgar donde era la vajilla de diario. No me acuerdo desde cuándo empezó a apreciar estas vajillas, lo que sí estoy segura es que siempre en mi casa las artesanías, y no solo las colombianas, fueron apreciadas con un fin específico en la mesa o la cocina, o simplemente para decorar. Recuerdo aquellos paseos a la plaza de mercado de Girardot con el sol de mediodía y temperaturas por encima de los 30 grados centígrados, para ver o comprar ollas, bandejas y cazuelas de barro de La Chamba, cucharas de palo, o también bolsas de fique. Todos los niños quedábamos contentos si nos compraban una ollita de barro para jugar a la cocina o una coca para jugar. Pero lo que más nos gustaba era que nos compraran melcochas recién preparadas, tanto que en muchas ocasiones mi mamá nos organizaba reuniones con los amiguitos para preparar las melcochas. En estas reuniones, los adultos sacaban un molde con una masa café derretida muy caliente y nos daban a cada uno un poco para que estiráramos la masa colgándola de un clavo pegado a la pared que después de varios intentos y quemones empezaba a aclarar y se tornaba en melcocha. Sin saberlo, todas estas tradiciones desarrollaron en mi un gran sentido de pertenencia y conciencia de país, me enseñaron a apreciar que un sancocho es más sabroso si se cocina a la brasa en una olla de barro al lado del rio o que una arepa es más rica si el maíz es molido en el molino manual que se ubicaba en el borde del mesón de la cocina. Y qué decir de las hierbas aromáticas como el cilantro o las guascas, que mi madre en sus largas estadías en el exterior llevaba envueltas en ropa para podernos deleitar con un delicioso ajiaco en el extranjero. Tan evidente se inculcaron en nuestra familia estas tradiciones que cuando me moví con mi esposo e hijos a vivir a Inglaterra, como regalo de despedida una de mis hermanas me regaló una tarjeta con su receta secreta del arroz con leche para preparar en Navidad y unas arepas para que las congelara y pudiéramos disfrutar (solo los domingos porque se nos acababan muy rápido) de un delicioso desayuno a lo colombiano. En este espacio compartimos experiencias que resaltan el valor de lo artesanal, y cómo a través de la mesa y cocina podemos mantener el legado de los artesanos Colombianos para futuras generaciones. Publicaciones Blog Gracias por seguirnos, .
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Vajillas Carmen de ViboralAproximándose en avión al aeropuerto de Rionegro Antioquia, es posible visualizar desde arriba el verde de las montañas, la calidad de la tierra y la calidez del clima de la región del Oriente Antioqueño, denominado así por su ubicación respecto a la ciudad de Medellín, capital del departamento. Una vez en tierra, durante el trayecto menor a una hora para visitar el Carmen de Viboral (municipio conocido como la cuna de la cerámica artesanal), es muy grato encontrar debajo de un cielo completamente azul, extensos bosques con grandes eucaliptos y pinos que aromatizan el ambiente al mismo tiempo que constituyen un paisaje hermoso. Si bien el impulso de la ciudad de Medellín se está tomando esta zona con el desarrollo de nuevas urbanizaciones, a medida que nos vamos acercando al Carmen encontramos poblados rurales como San Antonio de Pereira que se destaca por sus fiestas de La Empanada, celebradas cada año en agosto, o El Canadá que ofrece telares elaborados en lana virgen. Durante todo el trayecto se ven grandes extensiones de tierra sembradas con hortensias, rosas y claveles, entre otros, lo cual posiciona al Oriente Antioqueño como el segundo exportador de flores del país. Otros cultivos que embellecen el paisaje contienen maíz, lo que permite disfrutar de una deliciosa mazorca asada recién cogida del palo, el aguacate Hass que está tomando un importante lugar dentro de las exportaciones agrícolas de Colombia, o el limón variegado con su sabor especial a lima. Al llegar a las locerías del Carmen de Viboral, que desde el año 1898 se inicia en la tradición cerámica gracias a la disponibilidad de arcillas y otros elementos en la región, se observa que su entorno de variedad floral es utilizado como inspiración en los cientos de diseños creados por las diferentes locerías. Además de la agricultura, la cerámica ha sido un gran motor de la economía carmelitana a pesar del período de recesión en los 80, debido a la apertura económica y el conflicto armado que vivió el país. Es inevitable quedar encantado con la gran variedad de flores pintadas a mano en las diferentes piezas cerámicas que reflejan la destreza de los artesanos que han dedicado su vida a esta labor por generaciones. Se puede decir sin lugar a dudas, que cada pieza es una obra de arte única. Así mismo, los colores utilizados en los diferentes diseños, destacan el sol radiante que se puede disfrutar en la región y que se evidencia en la riqueza de la agricultura. La experiencia de todos estos años visitando el Carmen de Viboral, nos ha permitido con gran orgullo vivir el desarrollo y modernización de las diferentes locerías. Siempre visitaremos el Carmen para encontrar tesoros en cerámica y llevarlos a cada rincón del país.
TRABAJO EN LAS LOCERÍAS DEL CARMEN |
AutorColombiana orgullosa de haber nacido en Latino América. Quiero utilizar mi experiencia profesional para apoyar a los artesanos colombianos, ayudando a que el mundo conozca sus historias de encanto. Complementando con mis otras dos pasiones que son cocinar y recibir invitados. Categorías
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Agosto 2024
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